domingo, 30 de enero de 2011

Mi casa (Mares Gc)

Mi casa es el remedio de mi espalda.
Un basural de cosas que guardo sin sentido.
La gruta de los santos que me asisten.

El banco de la plaza donde escribo.
Mi casa tiene luz de oscuridades
o el claro resplandor de albas dormidas.
Se ciernen bajo el techo las verdades
de mentirme el amor si estás conmigo.
Mi casa cierra puertas y ventanas.
Candados y cerrojos pone al destino.
O se abre, se ventila, tras tu huida,
para que ni tu aroma le ronde los pasillos.
Encierra soledades y presencias.
A veces me habla y otras, sólo escucha.
Me recibe, me echa, me disfruta,
me alimenta, me duerme o me embelesa.
Mi casa es el pañuelo de quien llora,
un barco sumergido en los recuerdos,
la suma de las risas que a deshoras
le tatúan las paredes como un eco.
Es el fin del camino en la jornada.
El lugar que más mío me contempla,
tiene el aroma dulce a las retamas
o es lágrimas de lluvia en primavera.
Se le cuelan gorriones en las tejas
que le anidan sin permiso, nidos ajenos.
O le crujen los pasos que se han ido,
por caminos de otro amor, buscando sueños.
Mi casa tiene ese frontis bronceado
de ocasos que le pegan en la frente.
En su espalda nacen los amaneceres
y norte y sur escuchan reverentes.

Ella espera, es la única que espera
la llegada de mi andar, siempre cansino
y me traga cual bocado, cual deleite
para hacer de mi alma, mi refugio.

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