Sitiados los puertos, me resto el mar.
Inútil el ancla, mis brazos son velas.
Hundí eltiempo en el mar,
al menos por un tiempo.
El agua comienza a contarme el secretocon el que moja al navegante.
Y en el andar de las aguas
la sangre no seca.
Observo a la vez una liquida advertencia:
quien no se atiende desborda.
Ahora trasciendo un pasado horizonte,
y en mis pupilas se dilata el horizonte intocable.
Inútil el ancla, mis brazos son velas.
Hundí eltiempo en el mar,
al menos por un tiempo.
El agua comienza a contarme el secretocon el que moja al navegante.
Y en el andar de las aguas
la sangre no seca.
Observo a la vez una liquida advertencia:
quien no se atiende desborda.
Ahora trasciendo un pasado horizonte,
y en mis pupilas se dilata el horizonte intocable.
"...quien no se atiende desborda." Líquida advertencia - presagio, premonición, sentencia… Me gusta la fuerza de tu poema, Lau.
ResponderEliminarLuz María López