jueves, 10 de febrero de 2011

Tus besos (Lucía Domínguez)

Sucedió que durante un tiempo,

nuestros bocas, ayunas de afecto,
se agostaban en nebulosas de nostalgia.
Un cuerno de humo asomaba
por la intrincada celosía de los ojos
como un tenue y errático hilo de luz
que deambula en claroscuros
mientras el cendal de una lágrima
agita débilmente la hojarasca de pestañas.


Pero, en aquel instante atrapé tu mano

y sentí la vida palpitar, cálida, bajo tu piel
como un rayo embelesado por una serpentina de colores,
y al mirarte, tus ojos resplandecían en la oscuridad

como bengalas en la noche
anunciando la ascesis del beso,

y la luna sosegaba en el arroyo un palio de flores.

Placentero naufragio el de tus labios
que me arrastran a playas calizas
donde nunca se pone el sol

y los besos llueven despacio.

Y es que besarte
– siempre lo he sabido –
es como descabalgar versos en la aureola del ocaso....

No hay comentarios:

Publicar un comentario