sábado, 8 de octubre de 2011

La esperanza es posible (Roberto Carlo Núñez Pérez)

 El derrumbe de lo que se llama hoy socialismo real se interpretó, en su momento, como el fin del sueño de una sociedad igualitaria. El capitalismo había, indiscutiblemente, triunfado. El gran vencedor de la Guerra Fría había sido los Estados Unidos.  No había más alternativa que el neoliberalismo. Sostener la esperanza era prácticamente imposible.

Pero el mundo se mueve más rápido de lo que pensamos. La historia, contrario a lo que algunos pregonaban, no había terminado. Hoy,  veinte años después de la caída del Muro de Berlín y de la desintegración de la Unión Soviética, quien tambalea  es el capitalismo.  Día a día nos sorprenden hechos que hace algunos meses e incluso días eran impensables.  En  Grecia el pueblo sale a las calles a enfrentar  al capitalismo en su expresión más salvaje (hasta  un perro: Lukánikos); lo mismo ocurre en España con los Indignados.  El movimiento republicano crece día a día. Estoy seguro que la república española renacerá más temprano que tarde. La república por la que dieron su vida, dolor y libertad Rafael Alberti, Federico García Lorca, Miguel Hernández,  entre tantos otros entrañables  poetas y artistas en general y, sobre todo, gente común y corriente.

Latinoamérica no se queda atrás. Allende vuelve a caminar al lado de los estudiantes que exigen sus derechos y revelas con sus actos y palabras la falsedad  de la democracia chilena. Camila Vallejo, la hermosa y aguerrida líder estudiantil ha expresado que  el movimiento debe tener como meta " generar todas las condiciones necesarias para darle proyección……. y para que en próximos hechos políticos, como en procesos eleccionarios, nosotros podamos cobrarle la palabra al gobierno", lo que señala que no se trata de luchar por simples reivindicaciones sino de plantear nuevas formas de organizar el estado.

Pero cuando parecía que no podía pasar nada más  aparecen  los “indignados” protestando en el propio imperio. Estados Unidos se estremece con las protestas que contra el capital financiero crecen día a día. Dice James Petras que “No son simples indignados, están hablando de ocupar Wall Street. Es un repudio claro al capital financiero, con un programa que pide que el Gobierno intervenga con políticas públicas para controlar este sector, y canalice recursos hacia la economía productiva para generar empleos”.

¿Hasta donde llegarán estos movimientos? No lo sabemos.  Aunque renace la esperanza, no podemos ser ingenuos. Quienes han detentado el poder a costa de las mayorías durante décadas e, incluso, siglos, no se lo dejarán quitar tan fácilmente (Libia es prueba de ello). De todas formas,  lo cierto es que hemos descubierto que la historia no ha terminado; que el capitalismo  y la democracia liberal no garantizan ni la justicia ni la igualdad. Y ya hay quienes valientemente han emprendido nuevos caminos: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba, entre otros.

Uno tras uno los hechos nos demuestras algo que parecía en la década de los 90s iluso: “La esperanza es posible”.

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