Nos casamos en la playa
en un día a pleno sol
y la euforia de olas que gritaban nuestro amor.
Y qué bello te veías
casi ébano... algodón
con tus canas insipientes
tu sonrisa hecha flor.
Y yo, cual siempre me soñaste,
con mi larga cabellera vapuleando entre los aires
mi sutil y marfil traje
con mi sonrisa de niña
y mi coraje de madre.
Qué preciosa ceremonia,
nos dijeron nuestras proles
y en mi vientre palpitando
el retoño del amor.
Parecíamos chiquillos
correteando entre las olas
y cargándome en tus brazos
declamaste tus promesas de amor en un abrazo:
De quererme, protegerme y hacerme sentir siempre
apoyada y bien amada
como perlas con safiros
y tu prenda más preciada.
Y eso mismo te doy yo
en mis próximas pisadas,
muchas noches de pasión
arrebatos de mi amor
y un corazón que siempre te amará
...aún en medio de la nada.
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