Y el frío al fin regresó a mi Sevilla,
el azahar del naranjo marchó
la dama de noche al fin se durmió
falta de fuerza y vigor el Sol brilla.
Y el frío al fin regresó a mi Sevilla,
la castañera sonriente miró,
una bien calentita me ofreció,
sonriente quiso ofrecer una silla.
Y junto a su vera me calenté,
sonreía mientras ella cantaba,
sutil nostalgia en su voz yo noté.
Viejas historias de amor me narraba,
a la luz del fuego me enamoré,
mientras a la primavera esperaba.
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