viernes, 4 de noviembre de 2011

Byron (Miguel Rubio)

Se llevó un puñado de tierra,
una ramita de romero
y una caracola de juguete.
El muy perro,se llevó
un trocito de mi corazón
entre sus cuidadosos dientes.
No he tenido perro amigo,
mas bonachón,
y menos obediente.
Nunca quiso hacerse adulto.
Hasta dormido,
parecía un peluche gigante de juguete.
Torpón y tozudo,
comilón y perezoso,
cariñoso y alegre.
Caballito infantil confortable,
cincuenta kilos bondadosos
y en su momento valientes.
Job,con toda su leyenda,
ni de muy lejos,
le ganaba a paciente.
Byron tenía,
el mismo aire,
que un oso panda inteligente.
Tu le tirabas un palo,
y si le daba la gana,
te traía una pequeña serpiente.
Mi amigo,vivía la vida,
dando saltos,lametones,
como un saltimbanqui demente.
Byron ya muy viejo y cansado
se fue con sus perros amigos,
a los valles siempre verdes.
Nos despedimos con la mirada.
Mi mano en su corazón confidente,
hasta el último latido.
Se fue como vivió;
dulcemente.

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