Que precioso es el silencio del aire cuando trae tu nombre hacia mis labios.
Retorna a mi esa breve angustia de no verte
y un puñado de palabras se agolpan a mi boca.
intentando proferir un viaje interminable hacia tu cuerpo.
Y en el gris de una tarde preñada de nubes,
rescato de una llovizna leve y febril
la sal de tus lágrimas y la humedad de tus besos;
Luego dibujo trémulo de caricias
la ingenua sonrisa de un amanecer
entibiando mis manos al calor de tu recuerdo.
Qué hermoso es este silencio cómplice de sueños,
si me trae tu nombre y me enciende cual fuego
este amor infinito disfrazado de cielo.
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