Es tu pensar una fuente infinita,
que baña los cristales con su canto de sirenas.
Mustia es tu mirada que desangra las fronteras,
con perlas que se ahogan en la herida de la hierba.
Tan verde y blanca, en tu diferencia.
Tan celeste y negra, los mares parpadean.
Cuando calles y en tu habla los compases desvanezcan,
cuando sordo sea el tiempo y se agote una idea;
El viento y la nada serán agua que se aleja,
como un llanto inaudible que se pierde y te despierta.
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