Aparto las horas buenas de las malas
como se apartan las piedras blancas de las negras
y así, claramente, puedo distinguir dónde te encuentras
dónde te paras y me observas con los ojitos punzantes
y celosos: sos la nota que encuentra el sitio perfecto
para borrar lentamente cada silencio que se alimenta de mi sangre
como una sucia garrapata del perro ya viejo/
tu compañía separa el pan del vidrio
y se queda haciéndome corta la espera del sueño
y la noche.
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