sábado, 24 de marzo de 2012

La casita de muñecas (Ara Sin Más)

El camión de la basura, recogió todos los trozos tirados que fui derrochando en nuestra única basura, todo el lastre juvenil se fue al trasto, aquella historia no surgió de la nada, ni en una noche, nunca floreció. Intentabamos no equivocarnos una y mil veces, pero la tostada siempre caía por el lado de la mantequilla. Pasé de puntillas en la cuerda floja de la cocina, miré y te dije:-¿Qué hacemos?-, me miraste y te giraste hacia el salón. Rompí detrás tuyo, insistiendo la delicadeza de estropear este tejado, mis manos resurgen como yeso y tu vida en dudosos ladrillos para compartir una vida conmigo.
-Pongámosla en venta-te comente.
Su mirada, esa mirada particular, gritaba sin rencor, no quería venderla, la necesitaría noche y día, regaría esas plantas, me secaría con su toalla en cada ducha, se pegaría todos los post it en su pecho para decir lo que me quería, limpiaría el cuarto de baño con mi cuerpo, haría todo por no vender nuestra casa. Él seguía convenciéndome de esa barbaridad, mientras, yo escribía el cartel de “SE VENDE CASA ROTA”, pinté el corazon de la solteria, escribí los números impares, ya que los pares, los gastamos en todo ese tiempo.
Colgué toda su ropa en la escalera, toda su mentira se iría con el, su tozudez insistía cada minuto en desear olerme una vez más y repetir que cambiaría; no solo, si no a mi lado. Jamás le escuché, sus horribles ganas de quererme, me amenazaba en contra de la felicidad, que construiria un chalet inmenso para los dos, nunca supo que en una buhardilla, sería mas felíz y aparte estaría bien cuidada.
Pasados dos meses, volvías cada noche, dejando tu huella por todas las paredes de esta casa, destrozando a mi dignidad, chillando a estos cuadros aterciopelados y asaltando mi decisión, pero al final, tuve que alquilar y de pasar noches de colocar cada libro en su estanteria, a noches de satisfacción, alivios e ilusiones. Mi cuerpo era la mejor fiesta del edificio.
Hace un par de semanas, cambié de vida, estoy instalada en un piso reformado, unas vistas mágicas, orgasmos perfilados entre amaneceres, duchas con sabor a fresa y risas caramelizadas, post it en la nevera con palabras ingeniosas y sobre todo, sin ningún cubo de basura en mi morada

No hay comentarios:

Publicar un comentario