Ahora que veo la existencia de un Día para conmemorar a la Poesía, recuerdo a muchos poetas: Vicente Huidobro, Mario Benedetti, Jorge Pimentel, Juan José Arreola, Abraham Valdelomar, Alejandro Romualdo… y son muchos, pero no son demasiados. Sin embargo, siempre retorno a tres poetas: Martín Adán, Octavio Paz y César Vallejo.
En esta noche prefiero reflexionar acerca de la Poesía. He leído a lo largo del día varias definiciones de lo que es ser poeta: “Poeta es quien puede apreciar la poesía en la vida diaria, o quien hace de su vida un poema, o quien escribe sus emociones de una determinada forma que agrada.”
Pienso entonces que bajo esos puntos de vista todos los que escriben, son poetas. Y sin embargo, no lo considero justo. No puedo considerar poema a un texto mal escrito o que emplea mal los signos ortográficos. Me cuesta considerar poema a un texto donde prima la cacofonía, la falta de acentuación, el mal empleo verbal, la falta de estructura.
Me extraña y me sorprende tristemente que quienes pretenden escribir un poema se jacten de no saber estructuras poéticas. Me inquieta pensar que no son capaces de investigar y aprender lo qué es yámbica, lo qué es un terceto, un endecasílabo, un octosílabo, un cuarteto. No entienden que la “poesía libre” se hace en base a una estructura rítmica.
Creo que todos tenemos capacidad de apreciar un momento y considerarlo como poético, pero son muy pocos los que pueden traducir ese momento en palabras, y de esos pocos, sólo uno o dos lo escribirán correctamente.
Por eso, este Día de la Poesía celebro a poetas que si se atrevieron a estudiar poesía y a publicar poemarios, a poetas como Octavio Paz y César Vallejo que nos deleitan con el uso del lenguaje. Y a quienes intentan escribir poemas, sólo queda aconsejarles que estudien y sigan aprendiendo a hacerlo mejor. No hay que perder la humildad para aprender.
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