En el vértice del precipicio pende una flor temprana,
en el corazón quebrado se esculpe el hielo,
Marzo agoniza y la espera se agota como una vela,
sombra alargada se enreda en el caminar cansado.
Noche de ciega mirada tejiendo lágrimas rotas,
mochila de lúgubres vivencias lacera la espalda,
necesito respirar, el pecho se ahoga en la condena,
queman las venas de ira en el corcel de alada memoria.
Manto de espinas que abriga estriadas esperanzas,
luces y sombras en la tinta vertida, lejajo vacío de recuerdos,
Puerta cerrada a futuros, furtiva rosa tiñe de sol la almohada,
siento la semilla que crece en mis manos brotando en silencio.
Mece el viento el cabello liberado de inviernos,
en el horizonte anaranjado la plegaria engarzada,
lluvia fresca crea el charco de lucidez y rebeldía,
brisa alentadora colorea la maleta de valor y lozanía.
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