Sólo el gozo y el aliento llenando nuestro espacio,
no cabe nadie más, sólos tú y yo
ocupando los rincones de ésta inmensa y oscura noche.
En letargo depués del amor desenfrenado,
sudorosos nuestros cuerpos y enredadados,
con miedo de que llegue la mañana.
Me duele éste amor que me tiene prisionera
y no quiero libertad a cambio de perderte,
y me abrazo con fuerza a tu cuerpo, cuán reo encadenado.
El silencio de la aurora húmeda y fría, se cuela en nuestro lecho
y siento que te lleva.
Tú, dormido y ajeno a mis temores,
y yo, acariciando tu rostro relajado.
Luego llega el sol deslumbrando nuestros sueños,
y despierto de ese sueño,
que era eso: sólo un sueño.
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