jueves, 28 de abril de 2011

El Río Chícamo (Irelfaustina Bermejo)

El río Chícamo pule la piedra 
en el cañón de calizas. 
El cielo amenazante 
es una sombra 
en la umbría del paisaje.
Las cañas vedan el camino.
Sólo un túnel estrecho
desliza la corriente.
La crecida del río
nos obliga a buscar
una escapatoria
en el estrecho cañón.
Llueve, las negras nubes
se abandonan
al abrazo de la sierra.
El caudal araña
con sus garras
las profundas oquedades
de las montañas.
La nube acosa sobre el río.
Las palmeras se asoman
a ese pasillo de sombras
y nuestra inquietud
se siente a salvo;
atrás las calizas murallas
que el paso acorralan.
Ahora puedo abandonarme,
entregarme a tus brazos
y suspirar casi sin aliento;
podrás poseer todo mi cuerpo
que lamerás con tus labios
al amparo de la vegetación.
Las ropas se tienden
sobre enebros y tomillares
para que escurran y sequen
cuando aparezca el sol. 

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