Que odio la insolencia
de esa araña tejedora
que me somete
a penas y vejámenes.
Que odio a mi memoria
producto de la intuición
que me hace estar alerta.
Que odio dejar huellas
de geométricas razones
como primera providencia.
Y mi círculo se cierra.
No se por qué
se me ocurrió lo de
la araña.
(Debí llamarte por
tú nombre)
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