Aquel día dio tres vueltas mi corazón, cuando salió la enfermera y en
tono de celebración, dijo ¡Es barón!... Te veo dormido como un ángel y
pienso para mí, si vos supieras con cuanto amor
e ilusión te esperamos, contando los días y las noches para que
llegaras; el dinero me era esquivo, las cosas no abundaban, no había
para comprar una cuna glamorosa, pero sabes una cosa, esa cuna en la que
duermes la construí yo y tu madre con mucho amor la decoro…
Esa tarde llegaron al hospital a conocerte y entre tantas voces que
escuchaste, reconociste la mía y al nomas cargarte, tu manita se aferro
de mi pulgar, me diste en tu corazón un lugar… Y no te querías soltar.
Hoy sos un ángel que duerme, a quien yo le velo los sueños, te veo,
toco tus manos, porque pienso que es un sueño, que algo de mí este
frente a mí. Le pido al creador sabiduría para acompañarte, sin
estorbarte, para que en mis ansias por verte crecer, no queme etapas a
las que después el tiempo, no me permitirá volver.
No
tengo un nombre importante, ni oro o plata para heredarte, pero te doy
mis días con sus ilusiones, te doy mis noches con sus sueños, te doy mis
rizas y alegrías y me guardo mis impaciencias, le pido a Dios licencia
para crecer con vos. Te doy mi apellido humilde y desconocido, pero con
la misma honra con que lo recibí de mi padre. No te nombro con mi
nombre, porque quiero que vos construyas tu propia historia, con nombre y
apellido.
Te escucho respirar, me deleito viendo tus pucheros
y suspiros, quisiera saber qué piensas, quisiera ser cómplice de tus
sueños y transformarme en tu ángel de la guarda.
Para cuando
tengas uso de razón y llegues a leer esta carta, quizás ya no sere tu
héroe, ni tu mejor amigo, quizás esa brecha generacional nos haya
distanciado y pienses ¡Que no te agarro la onda! Porque estoy
envejeciendo. Vos estarás en tu apogeo y yo estaré menguando, pero sabes
eso no creo que me cause tristeza, porque es parte de la naturaleza, si
a cambio la vida me permite verte crecer en espíritu y conocimiento
divino. “Solo espero que cuando tus ojos se paseen por estas letras, lo
haga también tu corazón… “Para que comprendas que a pesar de todos los
errores que haya cometido te quiero desde el mismo momento en que vos
fuiste concebido.
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