Gasté demasiada tinta
dedicándote mis versos.
Jamás escribí tu nombre
y sé que no voy a hacerlo.
Te he borrado de mi mente,
te he borrado de mi cuerpo,
he borrado tus mentiras
y he borrado tu recuerdo.
Me sentí decepcionada
como princesa de cuento
que dejo de creer en hadas
llorando su pena al viento.
Y ahora vuelvo a abrir la puerta
para que salga el lamento
de haberte dado mi alma
en absoluto secreto.
Y por esa misma puerta
volverá a entrar el deseo
perdiéndome en otros brazos
sin echarte más de menos.
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